Instruyámonos, porque necesitamos de toda nuestra inteligencia. Organicémonos, porque necesitamos de toda nuestra fuerza. Movilicémonos, porque necesitamos de todo nuestro entusiasmo”.
Antonio Gramsci

miércoles, 21 de abril de 2010

Una universidad democrática significa poder estudiantil y universidad para el pueblo


El próximo lunes hay elecciones de consejeros estudiantiles para Consejo Directivo (de la facultad) y para Consejo Superior (de toda la UNCuyo.) Estas elecciones son un capítulo más en esa interminable historia donde los estudiantes ponemos un papel en una urna y contribuimos a realizar un simulacro de democracia.

Esta universidad, como cualquier universidad hija de esta sociedad injusta, guarda dentro suyo esas mismas desigualdades e injusticias. En relación al supuesto co-gobierno de la universidad es necesario recordar los siguientes datos: los estudiantes tenemos 3 representantes en un cuerpo de 14 personas en el Consejo Directivo (CD) de la facultad; y 12 sobre 43 en el caso del Consejo Superior (CS). Esto supone que a la hora de determinar un plan de estudio, un perfil del egresado, la distribución del presupuesto y la transparencia de los concursos de cátedra, los únicos intereses que priman son los de las autoridades y profesores, que en la mayoría de los casos distan bastante de las necesidades de los alumnos. (Como caso testigo véase el apartado Una minera para Somoza… estudiantes perseguidos.)

Pero sucede, además, que la democracia no es sólo un problema de cuántos estudiantes hay en el Consejo. Se trata también de quién entra a la universidad, quién persiste y quién sale, si es que sale.

La educación superior es un privilegio que no todos poseen. A las universidades de todo el país, en su gran mayoría, acceden jóvenes provenientes de la clase media; y sólo a duras penas y a cuenta gotas, entran los hijos de la clase más postergada, la clase trabajadora. Esto no es sólo un dato, es la muestra palpable de que aquí dentro, entre estos mármoles donde se hacina una ciencia que nunca vuelve al pueblo que la financia, también existen desigualdades sociales. No es cierto que la educación nos hace a todos iguales, y que nos da igualdad de oportunidades, puesto que a la educación sólo acceden unos pocos que tienen la oportunidad para hacerlo.

La tarea de realizar una universidad más democrática está necesariamente atada a quiénes ingresan a ella y a quiénes pueden, si han logrado entrar, afrontar económicamente una carrera.

Es por todo esto, que reiteramos, que la democracia en la universidad significa más poder estudiantil y una universidad abierta a todo el pueblo trabajador.

¿Y nosotros qué podemos hacer?

Las tareas son muchas y difíciles, requieren tiempo, esfuerzo, paciencia, perseverancia. La perspectiva seria y consecuente de transformar la universidad no cosa de pocos ni algo que sucede de un día a otro. Pero las luchas que los estudiantes de esta facultad y de esta universidad hemos emprendido con fuerza e intransigencia han llegado a buen puerto.

Sólo dos ejemplos. El primero, en el 2007, cuando un centenar de estudiantes nos reunimos en el Consejo y exigimos el fin de la asistencia obligatoria y la no caducidad de la regularidad. Luego, en el 2008, conseguimos el medio boleto universal invadiendo las calles mendocinas.

La organización desde las bases, el trabajo codo a codo, honesto. La lucha paciente, intransigente, sin resignación. Tales son las claves.

Pero vuelve la pregunta otra vez: ¿hay algo que se esté haciendo? Sí. Los estudiantes de Letras se han reunido en Asamblea Permanente y desde el año pasado trabajan la reforma del plan de su carrera. Los estudiantes de Filosofía también se han juntado y hoy, después de diez meses de trabajo incansable están dictando un taller introductorio que intenta subsanar los baches de su carrera y que se dicta a aula llena.

Estos casos nos muestran el camino a seguir: construir desde abajo, sin desmayos, en pos de objetivos claros que nos permitan ir avanzando, aunque sea lento, de a poco, pero a paso firme, hasta lograr transformar radicalmente la universidad.

Universidad laica, científica, democrática

y al servicio del pueblo trabajador.

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